Llego el ansiado dia y la tierra de esta terraza pario cinco hermosas zanahorias. Vinieron al mundo con ayuda de las temblorosas manos de un jardinero en practicas y la asistencia de una comadrona incredula, graduados ambos en la prestigiosa escuela "google".
Pesaron poco al nacer, pequeñas y con cuatro pelos, pero sanas y con buen color.
Primeros instantes de vida, primer aliento.
Tres nacieron con una cebolla bajo el brazo y, la ultima, la mas pequeña, con una cabeza de ajo,
que buen presagio.
que buen presagio.
Aqui una foto para el recuerdo, aseadas y en su cuna. Se nos cae la baba, son tan tiernas..
para comerselas..
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De tot cor, moltes gracies Anna, ara tinc un record molt especial.