Me inspiró un viejo colgador oxidado y vacío por dentro, que deambulaba por un mercadillo dando pena al recordar sus días de gloria, si es que alguna vez los tuvo... le susurre al tenerlo entre las manos que se dejara de dramas y se viniera conmigo, y por tres euritos y un apretón de manos lo hizo. Su barra inferior me pareció un buen lugar donde trenzar unos favorecedores nudos, así que tras hacerle la manicura aplicando un par de capas de pintura de tiza, empecé a dar forma a mi aprendiendo de macramé un poco.
Me voy a ver las maravillas de macramé que han hecho todas las creadoras de cosas bonitas que participan en los Aprendiendo, es un placer que además de poder disfrutar de sus creaciones, siempre aprendo de ellas. Click aquí.